Nuestra Ciudad se ha convertido en un peligro para los ciudadanos de a pie. Se me preguntará el porqué de mi sentencia, o cuáles son mis justificativos para enunciarlo.
Consideremos someramente los fundamentos de mi aseveración. En primer lugar, el peatón, como individuo en potencial estado de peligro e indefensión, TIENE PRIORIDAD DE PASO EN LAS ESQUINAS O ENCRUCIJADAS, y de más está decir que existe lo que muchos automovilistas, motoci- clistas o incluso ciclistas desco- nocen: LA SENDA PEATONAL EN LAS ESQUINAS; ESPACIO RESER- VADO AL EFECTO DEL TRÁNSITO DE LOS PEATONES. En segundo término, es alarmante que las motocicletas y bicicletas incluso ocupen LA VEREDA: ESPACIO TAMBIÉN RESERVADO A LOS PEATONES, Y COMO TAL DEBE SER RESPETADO; en este punto es menester recalcar que las motocicletas circulan ¡EN PLENA VEREDA!, destruyendo las mismas con total desaprensión. A todo esto cabe preguntar ¿CUMPLEN LOS AGENTES DE TRÁNSITO CON SU DEBER?.
No debemos quedarnos con la queja infructuosa, debemos educar a nuestros hijos, a nuestra poste- ridad, pero tampoco podemos negar la ausencia desde el Estado de políticas que instruyan a los ciudadanos. La leyes se cumplen en tanto y en cuanto se garantice su vigencia, no sólo a través de la sanción por la transgresión cometida, sino además por la adopción de medidas adecuadas para que no se produzca tal contravención.
El respeto por nuestro semejante se fue desvaneciendo, junto con otros valores fundamentales de la sociedad. Es nuestro deber, desde el lugar que ocupamos recordarlos, defenderlos y revivirlos de un letargo perverso y hasta homicida (tengamos en cuenta que en los siniestros automovilísticos, los tran- seúntes prácticamente llevan la peor parte, ya que su estado de indefensión es absoluto).
Asumamos nuestro compro- miso, por nosotros y por los que vendrán, leguemos a nuestro futuro un presente de respeto y consideración por nuestro prójimo.
Dr. Alberto M. C. Gutierrez
Abogado, Escribano, Poeta.